Santiago Gil, surfista de la etnia Wiwa, murió en un accidente de moto en Santa Marta
Practicaba el deporte desde los 12 años y ya estaba en su mayoría de edad. Alcanzó a ser campeón nacional de Surf en la categoría Amateur.
La naturaleza ordenaba que Santiago Nakagi Barro (Santi Gil, como lo conocían sus amigos) debía morir con las olas del mar. Era indígena de la tribu Wiwa, asentada en el occidente de la Sierra Nevada de Santa Marta, y amaba el surf desde que vio las olas y la tabla por primera vez en su vida, cuando apenas tenía 12 años.
Sin embargo, el destino y la falta de oportunidades –como se lamentan hoy quienes lo lloran– lo llevaron a estar sobre una moto, rebuscándose la vida como mototaxista, cuando encontró la muerte en un fatal accidente este viernes por la noche, en el sector de Quebrada Valencia.
Santiago vio las olas del mar por primera vez en el 2010, cuando bajó con su familia desde las altas montañas de la Sierra Nevada y se impactó con el mar y con las personas que practicaban “un extraño” deporte sobre unas tablas. Extasiado por esa maravilla, aquel niño indígena convenció a un instructor de que le prestara una tabla y allí se quedó viviendo después, en Casa Grande Surf, en el sector de Cañaveral.
En 2013, el joven indígena ganó el campeonato nacional de surf en la categoría Amateur. Allí se disparó su fama entre el selecto grupo de surfistas en todo el país.
Quienes conocieron a Santi coinciden en que parte de su destreza se basaba en ese silencio profundo –era de pocas palabras– y su compenetración con la naturaleza.
En una entrevista al Canal Institucional Santi había dejado un mensaje a quienes vivían en la ciudad y tenían muchas oportunidades para ir a la playa, a diferencia de personas como los de su tribu, que poco bajaban hasta las playas: “les recomiendo que aprendan a surfear, porque miren, yo soy indígena y pude aprender, y los que viven en la ciudad tienen la oportunidad de ir al mar y de aprender mucho, se los recomiendo”.
Santi alcanzó a ser patrocinado por dos marcas de implementos deportivos, pero para ganarse la vida nunca encontró oportunidades en el deporte ni quien lo apoyara en el surf, por eso tuvo que dedicarse al mototaxista para ganarse la vida. Pero así encontró la muerte. Lejos de su naturaleza.
“Fuiste el primer indígena surfer de Colombia. Siempre me acordaré verte jugar en las olas con el estilazo que desprendías. Que Colombia no tenga una federación de surf te puso en la obligación de buscarte el pan trabajando día a día. Pero tuviste todo para ser de los mejores surfistas de Colombia. Gracias por esta lección de vida que nos dejaste Mis condolencias a sus familiares y allegados. Descansa en paz surfeando en las olas del cielo”, escribió Marcos Vicioso, uno de los muchos amigos que practicaba deporte con él.
Seguimiento.co (medio aliado a Zonacero.com) había entrado en contacto con Santiago a comienzos de septiembre para coordinar una entrevista y visibilizar sus potenciales surfistas, pero se había dificultado en coordinar porque para estos días, según nos había comentado Santiago Gil por Facebook, “no tenía celular”. Esa entrevista quedó convertida en este artículo póstumo.